31 agosto, 2023

La envidia

¡La preferida del burdel! ¿De qué se las da? 
Hace unos años yo también tenía ese cuerpo, así es fácil poner condiciones. 

Sin embargo de nada te servirá, -pensó-  la suerte está echada, para eso sirven viejos favores, prestados a tantos señores.

"Una mano lava la otra…" fue la fórmula sencilla.

-Recuerda cariño que yo arreglé lo de tu esposa, y tú tienes, sin duda, a quién encargar esto.-  le había dicho al hombre, y sin más, el pacto de sangre había quedado sellado.

Esa noche, en su cuarto, aguzó el oído y lo pegó a la pared. 

Los conocidos gemidos tantas veces fingidos y un sordo alarido le anticipaban el fin. Se produjo un silencio y se oyó un quejido, como un ahogado grito de horror, y la voz de aquel hombre llamando a la calma: 
-No temas. Tranquila que estoy con vos. Del otro asunto, no puedo evitarlo, encargué a un amigo, aquel apodado “el rata perdigón"-

Golpean la puerta. 
-¿Quién es?- pregunta balbuceando.

La respuesta es del “rata”, pero claro, no le conoce la voz.


De la serie "Pecados capitales"
G. Porten

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