¡Te he visto por el espejo, monstruo milenario, ...y tú a mí!
¡Qué pérfida trampa tu aparición artera!
Desde el rincón mas oscuro, exactamente a mis espaldas.
Y yo exaltado, me acerco al espejo para verte mejor.
Y así quedamos, en esta dimensión paralela. Los dos
exánimes, petrificados; tal vez fuegos fatuos para futuros espantos.
Pero tus pérfidos ojos, maldito culebrón cresta de gallo,
seguramente no lograron esquivar tu propia imagen al exhalar yo mi último
aliento y desfallecer.
¿O es que lograste intuir mi última mueca, y los cerraste al cruzarse nuestras miradas?
De la serie "Mitos y leyendas vernáculas"
G. Porten
De la serie "Mitos y leyendas vernáculas"
G. Porten
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